En los últimos años, el cambio climático ha emergido como uno de los mayores desafíos globales del siglo XXI, y México no es la excepción. Las altas temperaturas, las inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos no solo afectan al medio ambiente, sino también repercuten significativamente en la salud humana. Este artículo explorará cómo el cambio climático impacta la salud de los mexicanos y la respuesta necesaria ante este desafío.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático está alterando los determinantes sociales y ambientales de la salud, incluidos el aire limpio, el agua potable, los alimentos suficientes y la vivienda segura. En México, esto se traduce en un aumento de enfermedades respiratorias, infecciosas y cardiovasculares.
Las olas de calor son cada vez más comunes y peligrosas. Estudios indican que México ha registrado un incremento en las temperaturas medias de hasta 0.85 grados centígrados en las últimas décadas. Esto no solo provoca incomodidad, sino que aumenta el riesgo de golpes de calor y la mortalidad asociada a enfermedades crónicas. Las personas mayores y las comunidades marginadas son las más vulnerables a estos efectos extremos.
Además de las temperaturas extremas, el cambio climático influye en la distribución de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y el zika. Los mosquitos que propagan estas enfermedades encuentran ahora hábitats propicios en zonas que anteriormente eran demasiado frías. En regiones como Chiapas y Oaxaca, se han observado brotes intensificados, afectando principalmente a comunidades con limitada infraestructura de salud.
No podemos dejar de mencionar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos como huracanes y tormentas. En los últimos años, México ha experimentado un aumento en la frecuencia y la intensidad de estos eventos, que no solo causan destrucción física, sino que comprometen las instalaciones sanitarias, impidiendo así un acceso adecuado a servicios médicos cruciales en momentos críticos.
Por otro lado, la calidad del aire ha empeorado debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. Las zonas urbanas, en particular, enfrentan niveles alarmantes de contaminación que aumentan el riesgo de asma, enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón. Los niños y ancianos son especialmente vulnerables a estos contaminantes, lo que supone un problema de salud pública significativo.
La dieta y la seguridad alimentaria también están en juego. El cambio climático afecta el rendimiento de los cultivos, lo que se traduce en escasez de alimentos y aumento en los precios. Esto pone en riesgo la seguridad alimentaria de la población y puede llevar a malnutrición, especialmente en comunidades rurales y en pobreza.
Ante estos desafíos, la resiliencia del sistema de salud mexicano se pone a prueba. Los expertos sugieren una mayor inversión en infraestructura de salud, así como en programas de prevención y monitoreo que permitan identificar y mitigar los impactos del cambio climático en la salud de manera oportuna. Además, es vital fomentar la educación y la concienciación públicas sobre estos riesgos, alentando la participación ciudadana en prácticas sostenibles que reduzcan nuestra huella de carbono.
La adaptación al cambio climático no solo es un tema ambiental o económico, es una cuestión de protección de la salud y bienestar de millones de mexicanos. Una respuesta efectiva requiere coordinación a nivel gubernamental, comunitario e individual para crear un futuro más saludable y sustentable.
una mirada hacia el impacto del cambio climático en la salud en México